Para cubrir la creciente demanda del recurso
En función del relanzamiento de la actividad nuclear en la Argentina, hay nuevos estudios uraníferos en marcha, proyectos y pedidos de permisos en La Pampa, Chubut y Santa Cruz.
Tres provincias argentinas serán sede de nuevos estudios exploratorios en busca de uranio. La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) pondrá el foco en La Pampa, mientras que la junior canadiense U3O8 Corporation avanzará en Chubut y la norteamericana Sophia Energy hará lo propio en Santa Cruz.
Con la intención de garantizar la provisión de las centrales nucleoeléctricas en marcha y en carpeta a nivel nacional, la CNEA analizará depósitos sedimentarios en el sudoeste pampeano. Así lo confirmó Guillermo Rojas, jefe de la División de Estudios Geológicos de la Regional Cuyo y responsable de la Gerencia de Exploración de Materias Primas de la entidad. “Si bien recién nos encontramos en una etapa de conocimiento muy incipiente, creemos que La Pampa posee un importante potencial uranífero”, aseguró el directivo.
Según sus palabras, aunque la provincia “no está muy aflorada” el subsuelo pampeano puede deparar sorpresas positivas. “El ambiente parece ser favorable. Sabemos que hay roca fuente y roca hospedante (o roca reservorio). Será clave incrementar este conocimiento con una serie de estudios geológicos, análisis geoquímicos e imágenes satelitales ópticas o de radar”, indicó.
Entre los bloques que despiertan más interés, destacó un pedido de cateo en Lucas, próximo al límite con Mendoza. “Éste se encuentra en su primera etapa de desarrollo. Estamos revisando la información disponible y estudiando diversas muestras del subsuelo, tomadas principalmente de las perforaciones petroleras cercanas”, detalló.
Proyecto viable
En Chubut, U3O8 Corporation dio a conocer los alentadores resultados del estudio económico preliminar para la exploración y eventual explotación uranífera en Laguna Salada. Según la empresa, con un costo de capital total de u$s 136 millones podrían producirse anualmente unas 640.000 libras de uranio y alrededor de 960.000 libras de vanadio a lo largo de 10 años.
Al resaltar los costos competitivos del proyecto, el trabajo recomienda su avance a la instancia de pre-factibilidad y la construcción de una planta piloto. Para ello, U3O8 deberá desembolsar u$s 8,5 millones, de los cuales casi u$s 2 millones tendrían como destino la adquisición de permisos y la elaboración del necesario estudio de impacto ambiental.
Por otro lado, la provincia se ilusiona con la puesta en valor de Cerro Solo. El año pasado, la CNEA presentó ante el gobierno chubutense un análisis de hidrogeología –realizado en conjunto con la Universidad Nacional de la Plata (UNLP)– que certifica que el agua subterránea de la Meseta Central no es apta para el consumo humano y puede cubrir sobradamente las necesidades del yacimiento.
Solicitud de permiso
Para completar el panorama, debe resaltarse el caso de Sophia Energy, que se encuentra tramitando la autorización ambiental y la evaluación de antecedentes requeridas para el inicio de tareas exploratorias en Laguna Sirven, en el norte de Santa Cruz.
Sobre la base de estudios realizados hace 20 años por la CNEA, la minera confía en aprovechar la potencialidad de la zona a través de una explotación superficial. “El yacimiento es de baja ley, pero cuenta con una gran extensión. La extracción de uranio podría llevarse a cabo dentro de los primeros tres metros de profundidad”, puntualizó Guillermo Re Kühl, titular de la firma.
A su criterio, además de conseguir los permisos legales para emprender la iniciativa será esencial obtener la licencia social. “La palabra uranio implica algo fuerte, porque muchas veces la gente imagina radiaciones y complejidades. Precisa un trabajo social mucho más intenso a nivel educativo que el resto de los minerales. El rol del Estado, en ese sentido, es fundamental”, concluyó. ›|‹