Hay viabilidad hídrica en Cerro Solo y luz verde judicial en Las Cañas
Mientras agiliza los estudios para relanzar Cerro Solo, en Chubut, la Comisión Nacional de Energía Atómica recibió el visto bueno de la Justicia para retomar el proyecto Las Cañas, situado a 20 kilómetros de la capital riojana.
Buenas noticias para el desarrollo de la minería del uranio en la Argentina: la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) fue autorizada a reactivar la extracción del recurso en La Rioja. Adicionalmente, el organismo dio a conocer los positivos resultados de un estudio hidrogeológico que avala la explotación de Cerro Solo, en Chubut.
La Justicia Federal acaba de fallar en favor de la CNEA al aprobar el reinicio de sus actividades uraníferas en La Rioja, más precisamente en el proyecto Las Cañas, ubicado en el paraje homónimo, a 20 kilómetros de la capital provincial. No obstante, el futuro de la iniciativa aún suscita interrogantes vinculados con la oposición comunitaria a su desarrollo.
Desde el mes de marzo, agrupaciones antimineras vienen bloqueando accesos y recolectando firmas para impedir su continuidad, al considerar que viola la ordenanza municipal 4.930 (la cual prohíbe la extracción de uranio en territorio capitalino). Consultados por este medio, representantes de la Asamblea Riojana Capital anticiparon que piensan llevar el caso a la Corte Suprema de Justicia.
Mientras envía equipos de perforación a la zona, la CNEA se ilusiona con retomar un emprendimiento uranífero aún más significativo: la puesta en valor de Cerro Solo. En ese sentido, acaba de presentar ante el Gobierno de Chubut un análisis de hidrogeología –realizado en conjunto con la Universidad Nacional de la Plata (UNLP)– que certifica que el agua subterránea de la Meseta Central puede cubrir las necesidades del yacimiento y no es apta para el consumo humano.
El relevamiento, que abarcó una superficie de 800 kilómetros cuadrados (km2), implicó la perforación de una serie de pozos de monitoreo que próximamente seguirán aportando datos fiables sobre los recursos hídricos del área. “Sobre la base de los resultados obtenidos hasta ahora, podemos decir que existen las condiciones para satisfacer los requerimientos del proyecto, que demandará unos 720 metros cúbicos (m3) por día, con agua de uso industrial que no compite con otras aplicaciones, ya que en ella se detectó la presencia de sulfato y arsénico, entre otros elementos”, explicó Mario Hernández, investigador de la UNLP y responsable del estudio.
Breve cronología
La CNEA emprendió la producción de uranio en la Argentina en 1952, a escala piloto, y entre 1964 y 1997, a escala industrial. Ese año dejó de extraer mineral del complejo de Sierra Pintada, en San Rafael (Mendoza), principalmente debido a los bajos precios y la sobreoferta registrada en el mercado internacional.
Durante el lapso citado, la CNEA extrajo unas 2.513 toneladas (Tn) del recurso en sus ocho complejos mineros. Unas 1.809 Tn fueron recuperadas a través de técnicas de minería a cielo abierto y lixiviación en pilas, mientras que las otras 704 Tn fueron obtenidas por vía subterránea.
Vale destacar que los trabajos vinculados con la operación uranífera crean una elevada cantidad de residuos químicos y de restos minerales (también conocidos como “colas de mineral”). De hecho, la parte útil es generalmente inferior a un 1% del mineral original. Por eso no es casual que, en 2003, seis años después de dejar de extraer uranio, el organismo presentara en el Congreso nacional un plan para remediar las zonas donde llevó a cabo explotaciones de esa índole. ›|‹