La mina de Río Turbio, en el extremo sudoeste de la provincia de Santa Cruz, reiniciará la producción de carbón en agosto, luego de completarse los trabajos de recuperación de infraestructura y de seguridad, y se anticipa que su producción permitirá abastecer en calidad y cantidad a la usina térmica de generación eléctrica instalada en la zona cuando esté concluida.
Así lo informaron fuentes del Ministerio de Energía y Minería, al asegurar que «la infraestructura principal ya está recuperada y en condiciones de total seguridad, lo que permite que a partir de agosto comenzará a sacar carbón de la denominada mina 5, luego de haber encontrado un yacimiento abandonado».
«Con un esfuerzo enorme de los trabajadores esta nueva conducción va a anunciar la recuperación total de la red troncal de ventilación para acceder a 12 millones de toneladas de carbón, lo que permitirá contar con un abastecimiento de al menos 10 años para la central carboélectrica», precisaron las mismas fuentes.
El anuncio se conoció casi a la par con la profundización de la investigación judicial en torno al pago de presuntos sobrecostos y la comisión de irregularidades administrativas en la construcción de la central térmica de generación eléctrica -que aportará unos 240 Mw al sistema eléctrico nacional- y en el proceso también inconcluso de reactivación de la mina que debe alimentar con carbón a la usina.
Los distintos estudios que existen coinciden en estimar que la mina de Río Turbio tiene reservas por unos 400 millones de toneladas de carbón, un dato fundamental ya que a mediados del año pasado el gobierno dispuso que la central térmica funcione 100% a carbón y descartó la modalidad a gas, para la cual está tecnológicamente preparada la usina.
La mina que administra la empresa Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT) debió estar lista en 2010 para producir dos millones de toneladas de carbón por año, pero en 2015 sólo produjo 48.000 toneladas, por lo cual la actividad extractiva era marginal y la nueva administración aseguró que encontró «las instalaciones en estado de abandono».
Había problemas de ventilación que ponían en riesgo la vida de los trabajadores, y un significativo pasivo ambiental observable a simple vista en el estado de las instalaciones administrativas, la planta de depuración de carbón, la deposición del estéril que surge del lavado del mineral y la gran cantidad de chatarra dispersa de todo tipo.
A partir de ese estado inicial de obra, los trabajos allí realizados durante 2016 y lo que va de 2017 permitieron su modernización hasta «alcanzar un buen clima en el yacimiento, contar con ventilación adecuada para asegurar buenos aires, con maquinarias de control de gases estrictos que permiten un monitoreo online y con disparadores de situaciones de emergencia».
«Tuvimos que reparar más de 7 kilómetros de túneles en los que había hinchamiento de pisos, derrumbes totales y un clima interno de aire viciado, algo fundamental para la seguridad de las operaciones ya que la salida no debe ser compulsiva y a una velocidad que determina la legislación internacional, para evitar la generación de polvo de carbón que resulta explosivo», explicó la fuente.
A partir de esta recuperación de la mina, desde el Ministerio se asegura que «hay mucha reserva y muy buen carbón para uso eléctrico, en condiciones de extracción que países como Polonia, España y China califican como una mina de manual, porque el carbón se encuentra a baja profundidad, donde no hay agua y donde los mantos son horizontales».
El funcionario insistió en que el producto de Río Turbio «es un muy buen carbón, mucho mejor que el que queman en Europa que es de la variedad lignito, la forma más contaminante de este combustible fósil, mientras que el santacruceño es carbón bituminoso de mayor poder calórico».
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