El 2021 podría ser el año en el que el proyecto de cobre Josemaría rompa la mala racha de una década sin nuevas minas metalíferas en San Juan. Es que aunque San Juan es el destino con más exploración del país, incluso en un año difícil como fue el 2020, desde 2011 que ninguna empresa empieza a explotar alguno de los cientos de yacimientos de oro, plata o cobre que existen. La última que empezó su construcción hace 10 años fue Casposo, que desde 2018 se encuentra improductiva. En producción del sector metalífero, sólo están Gualcamayo y Veladero, que empezaron en 2007 y 2003 respectivamente.
Por eso la exploración iglesiana tiene todos los ojos encima, porque si cumple con una agenda ajustada puede terminar el año con obras en construcción. Esto sólo rompería la racha metalífera en general, sino que se convertiría en la primera mina de cobre moderna de la provincia, ganándole a Pachón, que hace tres años apuntaba a inaugurar la “era del cobre”, pero todavía no lo consigue y está en exploración desde hace más de 60 años.
El proyecto Josemaría picó a la punta de los más avanzados en noviembre de 2020 aprobó su factibilidad, lo que significa que para la empresa a cargo, Lundin Gold, el yacimiento es rentable y vale la pena invertir. El siguiente gran paso administrativo es la Declaración de Impacto Ambiental (DIA), que podría estar presentado en febrero y si lo aprueban el camino estaría allanado. Pero, además, la minera deberá completar otros pasos antes de que finalmente se pueda decir que San Juan tiene una mina nueva, algunos ya con algún avance.
Josemaría Resources, la empresa en Argentina de Lundin, se encuentra adelantando pasos para poder empezar la construcción y por eso hicieron presentaciones preliminares del DIA que terminaron el 16 de diciembre. En febrero será la revisión final y esperan que termine más rápido gracias a que enviaron informes antes y el comité conoce el proyecto.
La producción no empezará hasta 2025, pero en los años anteriores San Juan sentirá el impacto económico positivo de U$D3.000 millones de inversión y alrededor de 4.000 puestos de trabajo.
La mina más alejada del Gran San Juan
Josemaría Resources quiere empezar a hacer la primera obra a fines de 2021: se trata de una ruta de 250 kilómetros que costará U$D130 millones y conectará la mina con Iglesia. Pero no es el único desafío con respecto a la logística que tiene la mina, que es la que está ubicada más al norte de San Juan. El yacimiento está a kilómetros de cualquier zona habitada y hasta el momento, por la falta de caminos y accesos la empresa ha accedido por La Rioja. Pero para cuando esté activa esto tiene que cambiar y todo el traslado debe hacerse por territorio provincial.
La necesidad de tener una conexión física y toda la estructura para la logística es vital para la mina que está mucho más lejos que, por ejemplo, Veladero. Ya está planificada la construcción de una ruta que conectará la mina primero con Iglesia y de ahí empalmará con las rutas provinciales hasta llegar a Albardón. Además la mina necesitará mejoras en la red de trenes de la provincia y en la última visita de Meoni ya anunciaron que habrá obras que en última instancia servirán para el proyecto de cobre.
Justamente entablar diálogo con las autoridades nacionales es una de las cosas que la empresa quiere cumplir durante el año que corre. “Es un tema 2021”, aseguraron desde prensa de la compañía.
Formando vínculos con los futuros vecinos
Hablar con las comunidades y conseguir la licencia social para empezar con la mina es otro de trabajos con los que Josemaría deberá avanzar antes de empezar a construir la mina. Desde la empresa aseguraron que empezaron a contactar a las poblaciones cercanas hace algunos meses, con menos frecuencia de la que esperaban debido a la pandemia, pero con buenos resultados.
Ivan Grgic, a cargo de comunicación de Josemaría Resources detalló que en el principio hubo mucha curiosidad por parte de las comunidades, ya que el proceso productivo del cobre es totalmente distinto al del oro, que en Iglesia y Jáchal ya conocen. Hoy por hoy la postura de los vecinos es diferente y “se saben protagonistas de este proceso, a veces son críticos, a veces informativos pero siempre muy proactivos, queriendo ser parte. Y este rostro de proactividad es muy positivo para un proyecto como Josemaría”.
Si bien Iglesia es el hogar de Veladero y Jáchal de Gualcamayo, las comunidades con las que tendrá contacto directo la mina no son las mismas que estas minas. Pero además, la diferencia más importante es que para la extracción del cobre no se usa cianuro y la empresa decidió no usar el río, sino que recurrirá a aguas subterráneas para la producción. Fuente: Diario Huarpe
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