Ya son dos los candidatos presidenciales que desfilaron por el Club del Petróleo, el reducto que el segundo martes de cada mes reúne a los ejecutivos de la industria hidrocarburífera en la Plaza Hotel de Retiro. Hace poco más de seis meses debutó Sergio Massa, líder del Frente Renovador. Hoy fue el turno del gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, el candidato que mejor mide en las filas del Frente para la Victoria (FPV).
De entrada, el mandatario dejó en claro su alineamiento con el kirchnerismo. “Disculpen por la demora. Estaba con la presidenta Cristina Kirchner en un acto en la provincia”, se excusó. Oscar Vicente, uno de los ejecutivos con mayor trayectoria del sector, fue el encargado de presentarlo en sociedad. “Bueno, Daniel, nos va a contar un poco sobre su plan de gobierno”, introdujo el histórico directivo, quien por décadas fuera mano derecha de Gregorio Pérez Companc en PeCom.
Scioli no hizo gala del convite. Con su habitual estilo ecléctico, evitó referirse de manera concreta sobre los temas que preocupan a la hombres de la industria, como el congelamiento de tarifas eléctricas y gasíferas, la caída de la producción de hidrocarburos, los precios internos del petróleo y el gas, el cepo y atraso cambiario y los problemas para importar equipamiento.
“El sector energético es estratégico para el desarrollo industrial del país. Tenemos que trabajar para atraer inversiones, dinamizar la industria e incorporar tecnología y recursos humanos”, comenzó, en tono tan propositivo como laxo. En la mesa principal lo escuchaban referentes de las mayores empresas del sector, como Doris Capurro (vicepresidente de Asuntos Públicos de YPF, en reemplazo de Miguel Galuccio, presidente de la empresa, que está de viaje por Asia); Alejandro y Marcos Bulgheroni, accionistas de Bridas y Pan American Energy (PAE) y directivos de Total, Petrobras y Chevron, entre otras.
“Sabemos de las inversiones extraordinarias que puede movilizar este sector. Por eso creo que el próximo presidente debe ofrecer previsibilidad, confianza y tranquilidad. Eso no implica ser kirchnerista o antikirchnerista. Es mucho más profundo”, continuó en el mismo tono conceptual.