La metamorfosis del negocio minero por la caída del precio del oro y la falta de financiamiento
Para mantener la actividad en este ciclo de baja de la industria –cuyos síntomas salientes son la dilación en Pascua-Lama y la cancelación de Potasio Río Colorado–, el sector se concentrará en proyectos pequeños y medianos como Don Nicolás, Lindero o Cerro Moro. Elsztain y las electrónicas de Tierra del Fuego, los nuevos jugadores del sector.
Por Nicolás Gandini
Los directivos y funcionarios ligados a la industria minera se habían ilusionado en los últimos años con instaurar un modelo de desarrollo del sector que encadenara, de forma progresiva, el lanzamiento de megaproyectos a fin de garantizar la continuidad de la actividad. Desde esa óptica, la finalización de Pascua-Lama –el emprendimiento binacional de Barrick en San Juan– iba a coincidir con el inicio de las obras de construcción de Pachón o de Agua Rica, dos megaemprendimientos cupríferos ubicados en San Juan y Catamarca, respectivamente. En el sur pasaría lo mismo: la apertura de Cerro Negro, de Goldcorp, se conectaría con la promoción de Cerro
Moro o Navidad, dos minas de plata en Santa Cruz y Chubut.
Sin embargo, la combinación del fuerte descenso de los precios de los metales –que provocó el repliegue bursátil de las mineras (las acciones de las principales operadoras cayeron hasta un 60% en los últimos 12 meses)– y una consecuente erosión de los mercados financieros, con el desgaste de la economía local, afectada por la inflación, el cepo cambiario y la inestabilidad regulatoria, echaron por tierra esa proyección del futuro.
Con la “desaceleración temporal” de Pascua-Lama, el concepto elegido por Barrick para anunciar el freno de las obras de construcción de la mina de oro en la frontera con Chile, valuada en u$s 8.500 millones, la Argentina cerró un 2013 que había comenzado en la misma tónica negativa con la paralización definitiva de Potasio Río Colorado, el proyecto de la brasileña Vale en Mendoza por más de u$s 10.000 millones.
Frente a ese escenario, y ante la imposibilidad de reactivar y lanzar nuevas megainiciativas al menos en el corto y mediano plazo –los analistas no prevén una marcada recuperación del precio del oro para los próximos dos años–, en la industria ya empezaron a bosquejar planes menos ambiciosos.
Recalibrar los objetivos
Entre los objetivos de máxima ya no figura inaugurar megainversiones como Pachón, Agua Rica, Los Azules o Taca Taca, entre otros, sino capear el temporal con emprendimientos pequeños y medianos que garanticen la continuidad de la actividad mientras dure la retracción de los mercados internacionales.
Se trata, en definitiva, de acomodarse a una nueva fase de baja del sector a nivel mundial. No debería ser algo extraño para una industria acostumbrada a lidiar con dinámicas cíclicas. En el reacomodamiento del sector se divisa un elemento emergente: la participación de empresarios locales –históricamente renuentes al riesgo minero– en proyectos que se lanzarán en el corto plazo.
Se trata, por ejemplo, de Eduardo Elsztain, timonel de IRSA, una de las mayores desarrolladoras inmobiliarias del país, que a través de Austral Gold, una compañía del grupo familiar que explota una mina en Chile, financiará con una inyección de capital de u$s 10 millones parte de la construcción de Lindero, una mina de oro en Salta.
En el sur del país, la participación de un socio local también ayudó a destrabar un proyecto minero. Es el caso de Don Nicolás, una pequeña mina de oro en Santa Cruz, cuya construcción será financiada por Compañía Inversora en Minas (Ciminas); su presidente es Fabio Rozenblum, hombre fuerte del grupo Mirgor, uno de los principales fabricantes de electrodomésticos, celulares, LCD y computadoras en Tierra del Fuego.
Ante la imposibilidad de convertir sus utilidades en una moneda fuerte por el cepo cambiario, y a fin de evitar que la inflación y la aceleración de la devaluación del peso afecten sus ganancias, los empresarios nacionales parecen estar empezando a optar por resguardar su dinero en proyectos metalíferos a mediano y largo plazo.
“Diría que hoy todos los empresarios locales están en busca de oportunidades en la minería. El grupo Miguens-Bemberg, con Patagonia Gold (los ex dueños de cervecería Quilmes tienen un proyecto de escasa envergadura en Santa Cruz), fue uno de los pioneros. Pero ahora se están sumando otros como Eduardo Eurnekian (titular de Aeropuertos Argentina 2000), que controla la minera Malbex, la cual está explorando varios prospectos”, explicó a este medio el secretario de Minería, Jorge Mayoral, tras el brindis de fin de año realizado en el Sheraton por la CAEM, la cámara que nuclea a las mineras.