Con un mega despliegue, la petrolera Total Austral anunció ayer una de las inversiones más importantes del año (detrás de la de Chevron en Vaca Muerta) para elevar la alicaída producción de gas natural en la Argentina. La compañía francesa pondrá en marcha, junto a un consorcio conformado por Wintershall y Panamerican Energy (PAE), dos proyectos en dos áreas ubicadas frente a las costas (off shore) de Tierra del Fuego con una inversión que superará los u$s 1.000 millones. La iniciativa, que estará operativa a partir del tercer cuatrimestre de 2015, permitirá al Gobierno sustituir importaciones por u$s 1.620 millones al año a partir de ese momento y reponer el persistente declino de gas por una producción adicional estimada en 7,5 millones de metros cúbicos diarios, según consignó El Cronista.
El anuncio fue realizado por Javier Rielo, director titular de Total, en un acto cargado de tinte político. Al evento, realizado en el Hotel Intercontinental, asistió casi todo el gabinete nacional, desde el vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, a cargo del Poder Ejecutivo, hasta los ministros de Planificación, Julio De Vido; de Economía, Hernán Lorenzino; de Trabajo, Carlos Tomada; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; el viceministro de Economía, Axel Kicillof, y el titular de YPF, Miguel Galuccio. El timing del anuncio no es casual. La noticia no sólo fue organizada con poca anticipación (la mayoría de los presentes se enteraron 24 horas antes, incluidos los propios ejecutivos de las empresas involucradas) si no que se dio a conocer tres días antes de las elecciones legislativas y justo un día después de que el Indec informara que en los primeros nueve meses del año las importaciones de combustibles treparon un 25% interanual y el rojo por esta vía ya alcanzó los u$s 9.640 millones (para el 2014 los más pesimistas esperan una fuga de u$s 16.000 millones).
Los dos proyectos estaban en carpeta hace tiempo, pero las empresas los habían frenado debido a trabas económicas (como las restricciones a las importaciones de equipos o los bajos precios que se pagaba por el gas natural, por ejemplo) que hacían que la iniciativa no resultara viable. Si embargo, en el Gobierno entendieron que debían flexibilizar algunos de estos puntos en medio del serio déficit energético , tal como lo reconoció hace unas semanas el propio presidente de la estatizada YPF, que golpea drásticamente las cuentas nacionales. De hecho, la decisión oficial de elevar los valores que se paga por el gas nuevo hasta u$s 7,5 el millón de BTU (tres veces más que el precio promedio que recibían las petroleras), fue uno de los motores que reactivó la inversión. Así lo reconoció Oscar Prieto, CEO de PAE, quien en diálogo con periodistas, señaló que el Gobierno lanzó el plan de incentivos.