A mediados de año, la compañía abrirá un portal subterráneo en la formación Kamila, a fin de elevar un 20% la producción de oro de Casposo. Troy extrajo 95.600 onzas de oro equivalente en 2012.
Casposo es el último proyecto metalífero que ingresó en producción en San Juan. Situado en la periferia de la localidad de Calingasta, la apertura de la mina se concretó en 2010. Dos años más tarde, en 2012, cerró el ejercicio con una extracción de 95.600 onzas (oz) de oro equivalente, según explicó Eduardo Machuca, gerente de Relaciones Institucionales de Troy Resources, la operadora del emprendimiento.
Aun así, la minera canadiense planea elevar su producción en 2013 a partir de la apertura de la fase subterránea. Para eso, está desembolsando alrededor de u$s 30 millones; el equivalente a casi un 65% de la inversión inicial, cercana a los u$s 50 millones. “Por ahora llevamos adelante la producción de cantera y estamos preparando el ingreso al primer portal subterráneo, y de ahí a la construcción de la rampa de acceso, que consiste en abrir un túnel en espiral que conecta con las galerías y subniveles de explotación”, explicó Machuca en diálogo con El Inversor Energético & Minero.
Troy Resources espera alcanzar una producción de entre 110.000 y 120.000 oz de oro equivalente en 2013. “Estamos muy cerca de llegar al primer frente de producción, a fin de empezar dentro de tres meses a sacar mineral de manera subterránea”, señaló el directivo, de profesión ingeniero.
Cuando Casposo –el menor de los tres emprendimientos metalíferos de San Juan, detrás de Veladero y Gualcamayo– inició sus operaciones a mediados de 2010, se proyectaba que la mina aportara entre 78.000 y 80.000 oz de oro por año. “A raíz de una continua exploración logramos mejorar el rendimiento del proyecto. Hoy su vida útil es de siete años y seguimos buscando nuevas reservas para incrementar ese horizonte”, precisó.
¿Qué características tendrá la explotación subterránea de Casposo?, preguntamos al ejecutivo.
La parte subterránea estuvo planificada desde un primer momento, cuando la mina ingresó en actividad. Con la producción actual del yacimiento, hoy en día alimentamos una planta con capacidad para procesar 1.400 toneladas diarias (Tn/d) del recurso minero. En un principio, pensábamos que cuando el reservorio intensificara su producción subterránea, la extracción caería a 600 Tn/d del mineral, pero el desarrollo de la exploración permitió que esa cifra se elevara a 1.200 Tn/d. La producción de la mina a cielo abierto comenzará a caer con mayor intensidad dentro de un año.
¿Qué formaciones se explotarán de manera subterránea?
Se comenzará por la formación Kamila, que es el mayor cuerpo del complejo y está formado por tres betas principales: la beta B que corre al suroeste; la Inca que continúa hacia el sureste; y la Astec. Hacia el noroeste está el otro cuerpo –sobre el que aún no se avanzó–, que se llama Mercado. Más arriba hay un cuerpo nuevo denominado Julieta, que se está explorando. También hay otros descubrimientos que estamos desarrollando, como Cerro Norte y beta Lucía. Allí aspiramos a profundizar las perforaciones con vistas a incrementar las reservas de Casposo.
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