Ya se demostró en los 90 que la baja de las cargas salariales no tiene efectos sobre el empleo

«Las empresas de alta productividad no tienen problema en pagar las cargas sociales. Lo tienen las empresas que basan su subsistencia en la evasión», sostiene Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano, en respuesta al diagnóstico del nuevo ministro Nicolás Dujovne, quien había señalado que «la carga laboral es alta frente al resto del mundo y eso explica que la Argentina tenga 35% de empleo en negro».

De acuerdo con Beker, «el camino del desarrollo pasa por generar una transferencia de recursos de las actividades de baja productividad, basadas en el uso intensivo de trabajo informal y precario, hacia aquellas de alta productividad que caracterizan a la economía moderna, con empleo formalizado y de calidad. Pero la clave para ello radica en producir una inyección de capital que permita expandir la masa laboral empleada en el sector de alta productividad».

Sin embargo, el economista advierte que ese «shock de inversiones por ahora no se avizora». Según su análisis, «hay un leve crecimiento en el empleo en blanco y se habría detenido la pérdida de puestos de trabajo en el mercado informal». Pero admite que «la evolución en 2017 está atada a lo que suceda con el sector de la construcción, uno de los pocos que aún es mano de obra intensivo, particularmente con la obra pública».

Por otro lado, Beker indica que la baja de las cargas sociales no tiene efectos sobre el empleo formal. «Un estudio de Sebastián Galiani, hoy viceministro de Hacienda, junto con Guillermo Cruces y Susana Kidyba, analizó la experiencia en los 90 y concluyó que ‘los cambios en las tasas impositivas sobre la nómina salarial sólo tuvieron un traslado parcial a los salarios, pero ningún efecto significativo sobre el empleo'», completa.

 

Fuente: Universidad de Belgrano

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