YPF, principal jugador del mercado de combustibles, realió una compleja estrategia para saltear el veto de Defensa a la Competencia y quedarse con parte de la red de estaciones de Shell en la Argentina y, a pesar de eso, no pasó una serie de filtros establecidos por la compañía anglo-holandesa, que se inclinará por desestimar su oferta.
Shell, segunda en el negocio de expendio de naftas y gasoil, encomendó al banco Credit Suisse la búsqueda de interesados en adquirir su negocio local, que comprende una refinería en Dock Sud y una red de más de 600 puntos de venta, valuado en US$ 1000 millones aproximadamente. Al igual que otros competidores, el 11 de abril YPF presentó una primera propuesta económica no vinculante para comprar esos activos.
La petrolera bajo control estatal se metió en la disputa en el marco de una estrategia para frenar el ingreso de empresas intermediarias de combustibles (denominados traders en la jerga petrolera, como Trafigura, Vitol y Gunvor), pero también para apoderarse del fragmento más rentable del negocio de Shell en el país.
YPF aspiraría a quedarse sólo con el grupo más redituable de las estaciones de la petrolera anglo-holandesa. Son cerca de 15 instalaciones, la mayoría emplazada en el corazón de Buenos Aires, que por su ubicación geográfica concentran un porcentaje importante de la facturación de la compañía que preside Teófilo Lacroze, no sólo por la cantidad de combustibles que despachan sino por el valor que incorporan sus áreas de retail.
Para concretar la jugada, la petrolera estatal evaluó distintas combinaciones que contemplan incluso la cesión de una parte de su propia red de estaciones. “YPF no puede agrandar su market shale porque sabe que chocará con la negativa de la Comisión de Defensa a la Competencia. Eso no implica, sin embargo, que existan múltiples opciones para agregar rentabilidad al negocio. En la práctica, la única ecuación válida para YPF consiste en adquirir la refinería de Dock Sud y las estaciones más rentables, la crema del negocio, y desprenderse, en la misma operación, del resto de los surtidores de Shell y de una porción de su red propia”, comentaron fuentes al tanto de la estrategia. Así lo bosquejaron Gutiérrez, un experto en el área de las telecomunicaciones, un mercado altamente regulado, y Daniel González, CFO de YPF, el encargado de cuidar la delicada caja de la petrolera argentina.
Sin embargo, esas elucubraciones no pasarán los criterios de selección establecidos por Shell. En lo económico, la oferta de la petrolera es inferior a la de otros interesados que están carrera, como Pluspetrol, el tercer productor de crudo del país, y Trafigura. “Además, existen otros intangibles que cortan de plano las chances de YPF.
El requisito adicional de obligar al comprador a mantener la marca Shell en las pizarras tampoco hace sinergia natural con YPF. El target de venta al que apunta es una petrolera no integrada (como por ejemplo Pluspetrol) o un jugador ajeno al negocio de combustibles como Cosán, que compró su red en Brasil, o el grupo Luksic, que hizo lo propio en Chille.
Aún así, el Credit Suisse aún no envío ninguna notificación formal a YPF, por lo que la petrolera bajo control estatal aún no se ve afuera de la disputa. En las próximas semanas, YPF y Shell terminarán de concretar una asociación formal en otro segmento del negocio: anunciarán una inversión conjunta en el área Bajada de Añelo para explotar el gas de Vaca Muerta.