La primavera de los surtidores, que implicó la baja de un 5% en los precios de los combustibles en todo el país en enero, fue tan poco habitual como efímera. Con el año ya puesto en marcha y las variables que presionan sobre los costos de las naftas y el gasoil en plena vigencia, volvieron las remarcaciones frecuentes en las pizarras de las estaciones de servicio.
YPF, dueña del 55% del mercado y, por lo tanto, la voz de mando en materia de precios, aplicó una suba promedio de casi 1% desde ayer a la madrugada en la Capital Federal. Así, el litro de nafta súper pasó de $ 11,39 a $ 11,50; el de Infinia, la versión premium, de $ 12,84 a $ 12,96; el del gasoil, de $ 10,36 a $ 10,46, y el de su versión premium, de $ 11,87 a $ 11,98.
La petrolera que conduce Miguel Galuccio siguió los pasos de Shell, que el lunes también había aumentado los precios en torno del 1 por ciento. Así lo confirmó ayer su presidente, Juan José Aranguren, en un almuerzo con periodistas.
El directivo ahondó sobre las causas de los ajustes: «El mayor costo del refinador es la compra del petróleo crudo, que se negocia en dólares. En enero hubo una devaluación de 0,98 por ciento y en febrero fue similar. Eso explica el incremento del costo en pesos», explicó durante la inauguración de una estación de servicio que llevará la marca de la empresa en Nordelta.
También deslizó algo que podría ser interpretado como una buena noticia para el consumidor de cara al resto de 2015. «Este año el tipo de cambio está rezagado. Si la presión devaluatoria se mantiene y no hay grandes aumentos de costos por las negociaciones salariales, es de esperar que los aumentos sean menores que los del año pasado», explicó el directivo.