Como un ahorrista metódico que junta de a centavos en su alcancía, las petroleras continuaron desplegando en las últimas semanas aumentos de precios en las naftas y el gasoil que venden en la ciudad de Buenos Aires. Esos incrementos, casi imperceptibles para el ojo de un consumidor desatento, permitieron a algunas de las empresas -un segmento liderado por YPF, Esso, Shell, Petrobras y Oil- incrementar los valores en los surtidores en más de un 15% en los últimos tres meses.
La pizarra con los precios de la YPF que está en la avenida Balbín, frente al parque Sarmiento, relucía ayer con sus nuevos valores: la nafta súper, el combustible habitualmente relacionado con la clase media, cuesta ahora $ 7,329 el litro, casi un 3% más que los $ 7,129 que valía a fines de la semana pasada, de acuerdo con el testimonio de uno de los playeros.
En la misma boca de expendio, el gasoil también muestra un mínimo incremento. Ahora sale $ 6,539 el litro, un 0,7% por encima de su valor anterior.
Llamativamente, los productos premium, tanto la nafta como el gasoil, no tuvieron modificaciones.
Los viejos precios, sin aumento, aún se pueden ver en muchas otras bocas de expendio de la compañía nacionalizada. Es que YPF optó desde hace algunos meses por aplicar ajustes quirúrgicos: pueden variar por región, por barrio y hasta por cuadra, por lo que los incrementos no se aplican de manera homogénea.
El resto de las compañías siguió el mismo camino. Todas tratan de estar algunos centavos por encima de YPF, pero ninguna quiere sobrepasarse demasiado. El resultado fue un incremento considerable en los precios de todas las marcas. En una de las compañías petroleras reconocieron los ajustes en estos términos: «Aumentamos muy poco y sólo donde estábamos por debajo de YPF», explicaron a La Nación.
Es otra de las ironías que provocó la regulación oficial sobre el mercado energético. El 9 de abril, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, dispuso a través de la resolución 35 la fijación de precios máximos en los surtidores hasta octubre. La medida, sin embargo, provocó una seguidilla de aumentos.
Aunque lidera los incrementos, los precios de YPF, que tiene más de un 50% de las ventas de naftas y gasoil, están en promedio todavía por debajo de los de sus competidores. De acuerdo con un relevamiento privado, el precio promedio por litro de la nafta súper de Shell ronda los $ 7,4, y la de Esso, los $ 7,30. Hay que hacer una aclaración para leer esas cifras: YPF es la única empresa que comercializa combustibles en consignación, una modalidad que le permite fijar el precio final que se muestra en el surtidor.
Las otras, en cambio, venden el producto. Eso implica que, salvo en las estaciones de servicio que pertenecen a la compañía, el precio al consumidor lo fija el dueño de la estación de servicio.